miércoles, 4 de julio de 2007

Gritos


Baudrillard se pregunta: ¿Dónde se ha metido el mal? Y él mismo se responde aduciendo que la anamorfosis de los signos es infinita en esta contemporaneidad del terror. Hay tanto horror que este se camufla para poder sobrevivir, no es solamente lo que se presenta en la inmediatez lo que existe. Hay un mal soterrado, metamorfoseado por el sistema, que nos lo exterioriza como una violencia hecha por el otro, pero sabemos que sus raíces son del árbol que el poder ha sembrado y lo que se siembra luego se cosecha y se recoge.

Somos un territorio fundado en los GRITOS, desde los producidos por las dentelladas de los perros en la Conquista, pasando por los cortes de franela de azules y rojos, hasta la metralla, las bombas, el desplazamiento y el secuestro de este momento seudoposmoderno. Presento así los cuadros de la serie: GRITOS Óleos sobre madera de un gesto tan humano como tan conmovedor.

2 comentarios:

Carolina Lema Flórez dijo...

Yo podría ser un grito cada día, me impresiona cada gesto, de los que gritan en silencio... de los que caminan por la calle, de los que viven en el campo, de los que les duele sus hijos o sus muertos, de los que hacen silencio o ruido, o música tal vez.

No se cuantos pueden escuchar los gritos de esta manera, pero tú Casas lo haces muy bien.

JAIME EDUARDO dijo...

HERMANO QUE BUENO SABER Y VER DENUEVO SU OBRA UD SABE QUE ACA POR EL SUR SE LE EXTRAÑA
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